74 años

IMPA es una empresa que, debido a su larga trayectoria de más de 90 años, ha pasado por diferentes etapas, reflejo de los sucesos económicos y sociales del país. La segunda de esas etapas ha sido IMPA e. n. (IMPA empresa nacionalizada), denominación que adquirió tras su estatización bajo el gobierno de Edelmiro Farrell el 1 de junio de 1946.

Desde su fundación a fines de los ‘20 por Roberto Lienau y José M. Sueiro, y, gracias al contexto de industrialización por sustitución de importaciones, IMPA se había convertido en una industria metalúrgica de primer nivel en el país. De ella, emergían miles de productos de metales no ferrosos y de plástico destinados al mercado interno: pomos de aluminio, ollas, botones, estuches, alfileres, alcancías, pavas, bicicletas, entre otros. Así como, desde 1942 sumó la fabricación de menaje y vainas de cartuchos Máuser para el ejército y, en 1944, incorporó la fabricación de aviones y aeroplanos.

Tal capacidad la convertían en una empresa vital para la defensa del país en aquel contexto de guerra mundial, e incluso estuvo en la mira del gobierno de Estados Unidos. Para evitar presiones externas, el gobierno de Farrell la intervino en 1945 y, finalmente, la estatizó el 1 de junio de 1946, es decir, hace 74 años.

La nueva situación produjo un cambio en la estructura organizativa de la empresa debido a que el Estado ya contaba con otras instituciones dedicadas a la fabricación de armamento y aviones, por lo cual, paulatinamente, IMPA fue reconvertida a su función original: la fabricación de bienes de consumo para el mercado interno. En ese proceso IMPA se desprendió en 1947 de la sede Quilmes, dedicada a la aviación, y, en 1948, de la sede de San Martín dedicada a los armamentos. Permanecieron activas las sedes de IMPA Querandíes y la de Ciudadela. Entre ambas plantas trabajaban más de 1100 obreros que producían 1.500.000 pomos de aluminio, papel aluminio, las bicicletas Ñandú (producto con el que IMPA conquista el 15% del mercado nacional), además de ollas, pavas, sartenes, estuches, alcancías, etc.

Tanto en su etapa privada como en la nueva etapa estatal, IMPA desarrollaba todo el proceso productivo: una vez llegados los lingotes de aluminio (en esa época se importaba), se fundían en los hornos, se laminaban en diferentes etapas, se cortaban, y luego, en cada sección, se utilizaban para los diferentes productos. En 1950, el gobierno decidió incorporar IMPA a la D.I.N.I.E. (Dirección Nacional de Industrias del Estado) y así continuó siendo por años una empresa líder en su rubro. Sin embargo, tras el golpe de Estado de 1955, los sucesivos gobiernos, asesorados por economistas de tendencia liberal (Álvaro Alsogaray, Roberto Alemann), empezaron a considerar que las empresas estatales eran deficitarias y que era necesario deshacerse de ellas. De esa manera, y en un proceso que llevó varios años, la D.I.N.I.E. fue disuelta, la mayoría de las empresas pasaron a manos privadas, mientras que otras pocas se conformaron como cooperativas. Este último fue el caso de IMPA, que en 1961 bajo el gobierno de Frondizi fue vendida a sus trabajadores pasando a llamarse IMPA Coop. Ltda. de Trabajo y Consumo, dando inicio a otra etapa de la fábrica.